IMPULSAR LA SEGURIDAD BASADA EN DATOS.
El acero es versátil y se utiliza ampliamente en diversos sectores, desde la construcción y las infraestructuras hasta el transporte, los electrodomésticos y la maquinaria. Se fabrica mediante un proceso llamado siderurgia, que consiste en fundir hierro y añadir pequeñas cantidades de carbono y otros elementos para crear un material con propiedades específicas. Para ello se utiliza el método del horno básico de oxígeno o el más moderno del horno de arco eléctrico.
Los numerosos procesos que intervienen en la fabricación del acero pueden generar gases tóxicos y combustibles que suponen un riesgo para la seguridad de los trabajadores:
- El monóxido de carbono (CO) se produce durante el proceso de alto horno, que implica la reducción del mineral de hierro con combustible a base de carbono. Con la posible presencia de H2 (por ejemplo, en el proceso de la tecnología Flash Ironmaking), deben utilizarse sensores de CO resistentes al hidrógeno.
- El carbono se desprende en forma de dióxido de carbono (CO2) cuando se suministra oxígeno puro al arrabio para obtener acero bruto.
- Combustibles como el hidrógeno (H2) que se produce cuando el agua reacciona con el metal caliente. Otro es el metano (CH4) que se crea durante el proceso de coquización.
- El sulfuro de hidrógeno (H2S) se genera durante la descomposición de compuestos que contienen azufre.
- Óxidos de nitrógeno (NOx)
- El dióxido de azufre (SO2) se produce cuando se calientan materiales que contienen azufre.
- Los COV, como el benceno, son un subproducto de la producción de coque.
Los empresarios deben asegurarse de que se siguen los sistemas de ventilación adecuados, los sistemas de detección de gases, los equipos de protección individual y los procedimientos de manipulación segura.